Dicen
que a lo largo de nuestra vida tenemos dos grandes amores: uno con el que te
casas o vives para siempre, puede ser el padre o la madre de tus hijos.
Esa
persona con la que consigues la compenetración máxima para estar el resto de tu
vida junto a ella.
Y
dicen que hay siempre, un segundo amor una persona que perderás siempre,
alguien con quién naciste conectado, tan conectado que las fuerzas de la
química escapan de la razón y te impedirán siempre, alcanzar un final feliz.
Hasta
que cierto día dejarás de intentarlo. Te rendirás y buscarás a esa otra persona
que acabarás encontrando, pero te aseguro que no pasarás ni una sola noche, sin
necesitar otra beso suyo o tan siquiera discutir una vez más.”
Ya
sabes de quién que estoy hablando, porque mientras estabas leyendo esto, te ha
venido un nombre a la cabeza. Te librarás de él o de ella, dejarás de sufrir,
conseguirás encontrar la paz (será sustituido por la calma), pero te aseguro
que no pasará ni un solo día en que desearás que este aquí para perturbarte.
Porque
a veces se desprende más energía discutiendo, con alguien a quien amas, que
haciendo el amor con alguien al que aprecias.
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